La novedosa práctica es una de las más elegidas por los adultos mayores que concurren al principal lugar de recreación de la tercera edad. Pedalear en el agua los ayuda a mejorar la flexibilidad, coordinación, resistencia y a rehabilitarse de dolencias.
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Es una tarde muy soleada, el termómetro marca 30 grados, y unos diez adultos mayores ingresan a la pileta y se suben a las bicicletas fijas. Empieza a sonar la música y al ritmo de “Soy Sabalero” de los Palmeras, empiezan a pedalear. Con el correr de los minutos, lo hacen en distintas posiciones: se paran y se sientan, regulando los niveles de intensidad. Son más de 45 minutos a puro ejercicio y diversión con spinning acuático en Puerto Libre, el centro de recreación de la tercera edad del Municipio de San Isidro.
“Desde que descubrí esta actividad no puedo dejar de practicarla. La pasamos bien y encima nos sirve para superar dolores. Spinning acuático nos hizo revivir”, expresa Beatriz Molina (78), que no se pierde ninguna clase desde que se retomó la actividad en enero.
Todo tipo de actividad en el agua resulta atractiva para los adultos mayores. Pero el spinning acuático revoluciona las tardes de Puerto Libre. La comodidad, la eficacia y la diversión que proporciona esta práctica hacen que sea la favorita en el predio.
“Comenzamos en enero y no paramos de sumar adeptos en esta novedosa actividad. Contamos con 10 bicicletas y los turnos vuelan. Todo se realiza con los cuidados correspondientes”, señala Antonio De Pascua, director de la Tercera Edad de San Isidro.
Y destaca que con la vuelta a la actividad presencial en el predio buscaron “romper” con la depresión y la angustia que generó el aislamiento. “Era imperioso que puedan despejarse, disfrutar del aire libre, relacionarse con sus pares y alejar el fantasma del encierro”, indica De Pascua.
En ese sentido, Cristina Estévez (68), vecina de Martínez, admite que tuvo una sensación de mucha soledad durante la cuarentena que la llevó a deprimirse. Pero con la reapertura de Puerto Libre dice que “volvió a la vida”. Si bien al principio le costó agarrar el ritmo de las clases, ahora le “agarró la mano” y hasta se anima a pedalear parada.
Cada clase dura entre 45 y 50 minutos, con una entrada en calor, una parte específica, una vuelta a la calma y elongación.
Maximiliano Salto, que desde hace 4 años es el instructor de spinning acuático, cuenta que se logran excelentes resultados en resistencia cardiorrespiratoria, acondicionamiento muscular, flexibilidad, coordinación, fuerza y rehabilitación de dolencias como de rodilla y cadera.
En el predio, hay protocolos especiales como un horario acotado entre las 9:00 y las 18:00 con un cupo limitado de personas. Al ingresar, se toma la temperatura y se sanitizan las manos. También hay lugares delineados que indican los espacios donde los adultos mayores pueden estar en grupos de cuatro personas, bajo el sistema de burbujas. Se respeta la distancia social y todas las actividades son al aire libre.
Además de spinning, en la pileta hay diversas actividades como kayak, aquagym, clases de natación y pileta libre.
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