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domingo, 30 de enero de 2022

Restaurá tu mueble sin descuidar tu salud

Según la Organización Mundial de la Salud un accidente es “un suceso no premeditado cuyo resultado es un daño corporal identificable.” Tal es así que el 80% de los casos se producen en el hogar y durante el tiempo libre. Entre los traumatismos más frecuentes se encuentran: las caídas, quemaduras y lesiones relacionadas con fuego, intoxicaciones, descargas eléctricas, entre otras. Además, también ocurren lesiones ocasionadas a la vista, al canal auditivo y respiratorio. Por ello, al realizar tareas de restauración es importante invertir en herramientas de calidad así como también en Elementos de Protección Personal para evitar lesiones. El restaurador es el encargado de preservar una obra u objeto deteriorado, intentando llevarlo a su estado original en la medida de lo posible y así lograr que el objeto no mute a lo largo del tiempo. Preservan las obras estudiando sus componentes y evaluando cuales de sus características se deterioran más rápido por el entorno. De esta forma el restaurador crea un ambiente propicio para que dicho deterioro se produzca más lentamente. El verano puede ser un momento idóneo para restaurar aquellos objetos de decoración en desuso de nuestro hogar. Una tarea creativa impulsada desde las redes sociales por influencers y artesanos que exige estar atentos tanto a preservar la obra como al ser humano que la realiza a través de medidas de seguridad para cuidar la salud y disfrutar a pleno de la tarea. Los posibles riesgos pueden agruparse en cuatro grandes categorías de acuerdo con Libus: 1. Polvos resultantes del lijado y pinturas pulverizadas que entran al respirar El polvo que se desprende de las paredes y objetos que lijemos puede resultar perjudicial para nuestros pulmones y vías respiratorias. Por ello, es imprescindible el uso de protección respiratoria que filtre el particulado así como también restos de pinturas pulverizadas -esmaltes sintéticos, fondo sintético, barnices, lacas, plastificantes e incluso entonadores universales. En este sentido, es clave identificar si los Elementos de Protección Personal a utilizar cuentan con certificación NIOSH y, así, asegurar que cumplen con los ensayos de calidad pre establecidos. 2. Proyección de partículas hacia los ojos En este caso, la protección ocular – gafas, antiparras o facial- actúa como una barrera física para garantizar el resguardo de la vista. Para seleccionar el tipo de protección ocular hay que tener en cuenta la velocidad en la que se desplazan las partículas, pudiendo ser baja, media o alta. De acuerdo a ello, se recomienda el uso de anteojos, antiparras o facial respectivamente. Sólo 3 de cada 10 personas la utilizan, su empleo reduce las lesiones en un 90%. Además, el policarbonato de grado óptico que se utiliza para su fabricación, garantiza la retención del 99,9% de los rayos UV. 3. Ambientes ruidosos que afectan los oídos La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como ruido cualquier sonido superior a 65 decibelios (dB). Dicho ruido se vuelve dañino si supera los 75 dB y doloroso a partir de los 120 db. Para resguardar el sistema auditivo existen dos opciones de protecciones: el modelo endoaural (tapones de uso interno) y el de copa (de uso externo, similares a los headphones). Los primeros hay que higienizarlos cada vez que los vamos a utilizar, e incluso los hay descartables (no se higienizan). Se usan, por ejemplo, para realizar las tareas con taladro, amoladora, caladora, entre otras herramientas con el objetivo de atenuar el sonido que generan. 4. Decapantes químicos o removedores de pintura que afectan manos y respiración En el caso de que retires pinturas con decapantes químicos, cuida tus manos con guantes gruesos, por el material, y por las herramientas que tal vez tengas que utilizar como espátulas afiladas, o viruta de acero, que pueden producir cortes profundos en la piel. Además los químicos que componen los decapantes son sumamente tóxicos, trata de no aspirarlos, realiza el trabajo en exteriores, de no poder ser así mantén la zona bien aireada. Hay distintas opciones y, según el tipo de guante del que se trate, pueden ser resistentes a los cortes, a la abrasión, al rasgado o perforación, a la inflamabilidad, al calor, al frio extremo, y a las quemaduras por químicos y metales fundidos. ¡Convertí a tu espacio de trabajo en un aliado! • El desorden es una de las principales causas de accidentes, conservar el orden es clave. • Por otro lado, elegir una buena configuración de la luz puede ayudarte a ver los detalles finos. • No olvides inspeccionar el estado de las herramientas antes de utilizarlas, si hay algo peligroso cambialas por una nueva. Mantené el cable alejado del calor, bordes afilados o pies desprotegidos. “Organizar todos los materiales y herramientas necesarias es el primer paso a la hora de ponernos a trabajar. Muchas veces, dentro de la selección de esos materiales cobra poca relevancia la adquisición de productos de protección personal. Pero este es un hábito que se debe revertir. Por eso, es importante reconocer que existen riesgos, y que nuestra seguridad física y salud son prioritarias”, asegura Santiago Suares Del Mestre, Licenciado en Higiene y Seguridad. *El Día Internacional del Conservador Restaurador, es una fecha que se estableció en el XVIII Congreso Internacional de Conservación y Restauración de Bienes Culturales celebrado en Granada en 2011, estableciendo el 27 de enero como fecha oficial. //
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