Mientras en Argentina la pandemia avanza sin dar tregua, en el marco del mes de la educación, especialistas de diferentes disciplinas realizan un balance del impacto de la pandemia sobre el sistema educativo, analizan algunas de las acciones implementadas en lo que va del ASPO, y opinión sobre el futuro de la educación en nuestro país postpandemia.
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En forma presencial o virtual, todo el ecosistema educativo –público y privado-, debe trabajar para garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y jóvenes del país. A más de seis meses de la pandemia, la discusión sobre si se puede o no volver al aula es reemplazada por algo que pareciera ser más importante: ¿cómo hacer para que aquellos alumnos que por diferentes motivos no sostuvieron la continuidad escolar, vuelvan al circuito del aprendizaje? Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estima que 1.2 millones de estudiantes latinoamericanos no volverán a las aulas después de la cuarentena; en Argentina, una investigación de la Fundación Voz: “Volver a las escuelas: ¿cómo continuaremos después de la cuarentena?”, estima hasta 45% de abandono escolar postpandemia.
Hoy, la continuidad escolar de todos los niños, niñas y jóvenes es la principal preocupación de los docentes y directivos, y también, del arco político. ¿Qué se está haciendo para sostener y garantizar el aprendizaje?
Las 24 jurisdicciones del país cuentan con herramientas digitales para permitir la continuidad pedagógica, pero con alcances y recursos distintos. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, se puso en marcha un programa de cooperación multisectorial que busca reducir la brecha digital y ayudar a la inclusión educativa en contexto de pandemia, impulsado en conjunto por la Iglesia, a través de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires y Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia; el Estado, con la participación de los Ministerios de Educación de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires, junto con el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom); el tercer sector, con el apoyo de Fundación Telefónica Movistar y ”La Caixa” Foundation, a través del proyecto ProFuturo, y Fundación Caminando Juntos; la Universidad, a través del área de Compromiso Social de la Universidad Católica Argentina; y los profesorados de Consudec, Ntra. Sra. de la Paz, San Agustín y el Sagrado Corazón de la Ciudad de Buenos Aires.
“El programa funciona en 12 escuelas que se encuentran en la Villa 1-11-14, Villa 21-24, Villa 15, Villa Lugano, Soldati, Cildañez, bajo Flores y Villa Fraga, representa una población de 2.886 estudiantes del nivel secundario y 3.265 alumnos del nivel primario", el Pbro. Pablo Corbillón, Delegado Episcopal de la Vicaría Pastoral de Educación, agrega: “La escuela es el principal mecanismo de inclusión social y la Iglesia se hace presente de diversas maneras desarrollando acciones concretas que contribuyen a la construcción de equidad y justicia educativa. Con el apoyo y colaboración de todos estamos logrando dar pasos muy importantes en esta misión de ayudar a las familias más necesitadas a través de nuestra comunidad de escuelas parroquiales”.
“Las bondades de los adelantos tecnológicos del siglo XXI aparecieron como una vacuna para cerca de 13 millones de estudiantes y más de 800 mil docentes argentinos que hoy, dependen de que haya una adopción rápida de las distintas herramientas y plataformas tecnológicas por parte de establecimientos y familias, para no perder días de clases ni que se interrumpa el ciclo lectivo frente al distanciamiento social que impone el coronavirus”, sostiene Javier Minsky, CEO de Virtualmind, empresa de desarrollo de software y proveedor de servicio de IT Staff Augmentation.
Según el informe “Herramientas digitales educativas provinciales”, del Observatorio Argentinos por la Educación, algunas provincias cuentan con plataformas de aulas virtuales donde es posible generar interacción entre docentes y alumnos: CABA, Chaco, La Pampa, Mendoza, Misiones, San Luis y Santiago del Estero han desarrollado estos espacios. Otras con acceso a material audiovisual sólo de lectura, como es el caso de Chubut, La Pampa y Santa Fe, mientras que en los portales de La Pampa, La Rioja, Neuquén, Río Negro, San Luis y Tierra del Fuego los estudiantes pueden participar de actividades lúdicas, con el objetivo de alcanzar un aprendizaje más dinámico. En CABA y Mendoza, en tanto, las herramientas permiten ver clases grabadas.
Para Matías Scovotti, CEO de Educabot, empresa argentina especializada en soluciones de tecnología educativa, la pandemia ha obligado a las instituciones educativas a comenzar, o profundizar, su proyecto digital institucional. En este escenario, los docentes se vieron obligados a utilizar nuevas herramientas para sostener el proceso de aprendizaje con sus alumnos y eso les permitió afianzar o crear nuevas habilidades digitales. “Estamos convencidos de que estos aprendizajes harán más permeables a las instituciones educativas para seguir trabajando sus proyectos digitales, en especial integrando con proyectos innovadores en sus escuelas como la robótica”, afirmó.
Con o sin conectividad, la educación se debe garantizar
La desigualdad en el acceso a Internet es una problemática que existe antes de la pandemia, un estudio reciente a cargo de la UNESCO, indica que en Argentina 1 de cada 5 estudiantes de primaria no tiene Internet en su casa, es decir un 19,5% de los alumnos del nivel primario del país no cuenta con la posibilidad de estudiar desde su hogar. Con relación al nivel secundario, ocurre algo similar, el porcentaje que no tiene acceso y conectividad en su casa es del 15,9%. Por su parte, según datos suministrados por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) de Argentina, cerca del 40% de los hogares argentinos no cuentan con acceso a internet fijo.
Para poder llegar a los estudiantes que no cuentan con acceso a internet ni tecnología, se utilizaron otras estrategias pedagógicas, como la transmisión de contenido educativo en medios de comunicación locales, es el caso de Tucumán, La Pampa y Santiago del Estero. Se pusieron en marcha programas de formación digital para los docentes, como “Seguir haciendo escuela” en Buenos Aires, “Educar en #Tiemposdedistanciasocial” en Río Negro y “Tramas digitales” en Santa Fe.
La entrega de cuadernillos educativos a familias de sectores más vulnerables y de zonas rurales, fue otra manera complementaria de llegar a los alumnos. “En la Argentina, el 8% de los chicos y chicas asiste a escuelas rurales, estamos hablando de más de 900 mil alumnos que en ocasiones, deben recorrer grandes distancias, o implementar sistemas de alternancia dado que se dificulta realizar el trayecto diariamente. Los docentes y toda la comunidad suelen estar al servicio del proceso de aprendizaje”, explica Victoria Zorraquín, profesora, investigadora y escritora especializada en Educación.
“En este contexto de pandemia, las soluciones no siempre dependen de las tecnologías digitales, sino de planificar de un modo distinto y de buscar las alternativas con los recursos que tenemos a disposición, para ayudar a los alumnos y sus familias, en esta difícil situación”, agrega Zorraquín.
La pandemia nos invita a repensar la escuela del mañana
Más tecnología no es garantía de mejor educación, como tampoco lo es mayor cantidad de horas frente a una pantalla. Alumnos frente a la pantalla sin que tengan ningún interés en lo que sucede en ella no parece ser una práctica educativa innovadora, más allá de que involucre un dispositivo electrónico.
¿Cuál es la clave para una verdadera transformación educativa?
“La clave es trabajar colectivamente, escuchar las voces de los alumnos, pensar en lo que están necesitando. Desde Eutopía estamos convencidos que hay un cambio en materia de educación que se vienen dando desde hace tiempo, con un fuerte protagonismo de la escuela, con gran participación de estudiantes y padres. En un contexto social particular como el que estamos viviendo, es importante que estemos juntos repensando la escuela de cara al futuro, es el momento de reinventar la escuela entre todos”, sostiene Luciana Alonso, directora de Eutopía, un modelo educativo innovador que viene trabajando desde el año 2017 con una Red de 16 escuelas, y que este año lanzó la convocatoria a nivel federal, para que más instituciones educativas de todo el país -de nivel primario y secundario, de todo tipo de gestión-, puedan sumarse y pensar la escuela que viene, diseñar en red proyectos de innovación educativa.
Repensar la oferta educativa en el marco de un escenario productivo pospandemia, sería el camino ideal para una transformación con visión a futuro, pensando en el nuevo mundo que tendrán que enfrentar las generaciones venideras. Parte de pensar la esducación que queremos para nuestros jóvenes, tiene que ver con adaptarse a las nuevas necesidades y requerimientos de un escenario cambiante, a travesado por las nuevas tecnologías. Pensar en las habilidades del siglo XXI es parte del cimiento a la hora de diseñar modelos educativos innovadores, donde los jóvenes sean el centro de la transformación.
En este sentido, Scovotti destacó que el desafío de los estudiantes presentes y futuros se centra en el desarrollo de habilidades y formas de pensar que los ayuden a prosperar en el entorno laboral altamente técnico y creativo que año a año se viene profundizando, así como también prepararlos para tener una conciencia tecnológica como ciudadanos y poder desenvolverse de manera responsable, informada, segura, ética, libre y participativa, ejerciendo y reconociendo sus derechos digitales y comprendiendo el impacto de éstos en su vida personal y su entorno. “Creemos que la transformación digital no es solamente la integración de las nuevas tecnologías, sino un cambio de procesos de gestión en las instituciones”, agregó.
“El desafío es claro, tenemos que promover esquemas de formación y desarrollo de habilidades mejoren las competencias y empleabilidad de la fuerza de trabajo a mediano y largo plazo. Este es un factor esencial para la transición a la economía formal. Aquí es donde el desarrollo local tiene sus mayores desafíos”, sostiene Santiago Fraga, investigador de la Red Internacional de Educación para el Trabajo (RIET).
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