En Utopía, ciclo de podcast la Fundación Lúminis y la Fundación Bunge y Born, diferentes especialistas se refirieron al concepto de “Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés)”, uno de los conceptos más escuchados de los últimos años. ¿Pero en qué puede relacionarse este con el medioambiente?
En ese sentido, Nicolás Castagnino, MBA de la Ross School Business (University of Michigan) y Codirector del Programa Ejecutivo “Internet of Things: Oportunidades de Negocio”, del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA), explicó que se espera que en el futuro haya “muchos desarrollos en soluciones para las ciudades inteligentes”, y que en ese aspecto esta herramienta puede ayudar para “hacer más vivibles” las grandes urbes y así “mejorar los niveles de calidad de vida de sus habitantes”.
El experto ejemplificó que en Santiago de Chile se desplegó una red para poder monitorear los niveles de contaminación y adelantarse a cuándo crecieran, para poder tomar medidas al respecto. “Muchas de las mismas pasaban por el control de la circulación vehicular, una de los causantes de la contaminación. Pero hay soluciones de todo tipo, desde las simples a las más complejas. Las hay para ordenar los estacionamientos, el tránsito con semáforos inteligentes y hacer más eficiente la distribución de servicios públicos, con una conciencia de menor gasto o eficiencia energética, tanto para redes de gas, electricidad y agua”.
De esta forma, IoT permite mejorar los servicios en el ámbito urbano y jugar un rol muy importante en lo que hace al desarrollo sustentable, cuidando el medioambiente. Esto implica también una incidencia en la calidad de vida. Si puede determinarse a qué hora va a pasar un colectivo, con qué frecuencia y con cuántos pasajeros, esto no implica solo un ahorro de tiempo o cuidados en la pandemia, sino también un ahorro en materia de combustibles. Asimismo, esta tecnología también puede aplicarse para la recolección y el procesamiento de la basura en las ciudades.
A su turno, Rodrigo Mainieri, Magíster en Dirección de Empresas en la Universidad del CEMA y Codirector del mismo programa del ITBA, comentó: “Por un lado, podemos definir que Internet es una red de redes interconectadas que es global, todos la usamos y sabemos lo que es desde lo empírico. Pero cuando nos referimos a las cosas, y lo que engloba a este concepto, hablamos desde objetos hasta seres vivos, ya sean personas, plantas o animales. Mientras que un objeto puede ser cualquier cosa, como ropa, electrodomésticos, maquinarias y artefactos del hogar. La definición de cosas es súper amplia, puede ser desde un cultivo, parámetros de salud de una persona o hasta la geolocalización de un animal”.
Valentín Muro, filósofo, creador del newsletter “Cómo funcionan las cosas” y colaborador sobre tecnología y filosofía en el diario La Nación, comentó: “Uno de los problemas que tiene el Internet de las Cosas es la producción de muchísima información que es inasible para los humanos. Y es a partir del uso de herramientas automáticas, que podemos ver de qué manera incorporar eso para el desarrollo o tomar decisiones de urbanismo prácticamente en tiempo real. Porque si tenemos decenas o cientos de miles de sensores en una ciudad en un momento dado, cuando pudimos hacer un diagnóstico quizás la situación ya cambió y no pudimos actuar con velocidad. Entonces, pienso que es en torno a la colaboración y una mejor manipulación de la información que obtenemos, en estos términos que son súper humanos, que podemos pensar el aspecto como transformador de nuestros espacios por parte de la tecnología”.
Por último, Virginia Genovesi, consultora en “Transformación Digital”, reflexionó que hoy no es tan amplia la brecha entre la tecnología con la que cuenta una compañía y la que tiene cualquier persona a disposición en su hogar. “Cuando éramos más chicos, o en otras generaciones, la tecnología más buena la teníamos en las empresas, porque en nuestras casas era inferior. Pero ahora lo veo más parecido al equipamiento con el que se cuenta en la vida personal y la laboral. Con lo cual, todo va a estar intercomunicado. Decir que un dispositivo es para la empresa y otro para el ámbito personal, me parece que ya no tiene mucho sentido. Toda la evolución que las organizaciones tengan en términos de Internet de las Cosas, o con otra información relevante, también lo vamos a estar viviendo en nuestro día a día, ayudándonos incluso a mejorar la calidad de vida”.
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