La aparente ventaja porcentual producto de la elección presidencial entre Bolsonaro y Lula- en este caso en favor del segundo -podría mantenerse en vistas al Ballotage en menos de 30 días.
De ser ratificado este guarismo se aclara no solo un destino nacional sino regional de cara a un contexto global bélico y estanflacionario.
De los desafíos locales sabrán mejor los propios brasileños y de como pueden ser conducidos por el propio Lula pero el peso geoeconómico de Brasil invitara a una negociación bifronte entre los EEUU y los países BRICs a lo que se sumara la propia Argentina consecuentemente.
La histórica y estratégica Cancillería de Itamary hace tiempo planteo los objetivos de despliegue geopolítico por lo cual ninguna potencia mundial podrá torcer un rumbo o presionar hacia un destino pre fijado.
La factibilidad de re afirmar a la Región de América del Sur como un espacio de paz nutrido de los recursos estratégicos para las próximas generaciones sediento de desarrollo productivo que pueda disminuir la característica de desigualdad social y económica puede tener un cause efectivo.
Quizás para ello habría que considerar el próximo año electivo argentino donde la profunda crisis de carácter coyuntural – no estructural – aun tiñe de gris la generación de una propuesta política superadora.
Pero el peso que pueda tener el próximo presidente carioca ante sus propias negociaciones internacionales podría inclinar la balanza – quizás – hacia alguno de los ya conocidos de la grilla.
Ello acoplaría intereses de importantes países del Continente Americano pues tampoco hay salida de unicato al despliegue regional.
La relevancia de la inversión productiva regional que posibilite aumentar aún más el intercambio regional argentino-brasileño permitiría disminuir la dependencia de insumos importados y la merma en el uso del dólar al compas de un aumento en el empleo y por ende de los recursos fiscales capaces de estimular aún más las propias economías.
El fin de la Globalización nos invita a pensar en clave nacional o regional y del retorno a lo productivo territorial en desmedro del financierismo parasitario económico.
El acoplamiento hacia las tendencias orientales en materia de despliegue debe darse desde una situación y una estrategia que en el caso sudamericano debe ser primordialmente evitar la salida del excedente para su posterior re inversión in situ.
Ese ha sido el camino histórico de países de la talla de Corea del Sur o de la propia China para poder integrarse desarrolladamente al mundo.
El paulatino descenso de la orbitacion estadounidense debe ser tomado como una oportunidad de negociación en conjunto por los países latinoamericanos para darse la oportunidad – quizás única – del establecimiento de una unidad verdadera y duradera.
Asimismo, la peligrosa proliferación del Narcotráfico y del delito Internacional y una profunda re versión de las tendencias de deterioro ambiental son ítems que no pueden dejarse de lado en el corto plazo.
El avance tecnológico ha demostrado que es posible tener un desarrollo económico armónico minimizando sus consecuencias ambientales y es desde allí donde debe proceder la tarea gubernamental de los países.
Las nuevas generaciones de latinoamericanos que comparten una lengua y una cultura común bajo la impronta tecnológica ya desde temprano deben ser los destinatarios de una acción política que les permita desenvolverse en sus propios terruños.
El desafío está a la vista-
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político
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sábado, 8 de octubre de 2022
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