El desarrollo operado a partir del auge de las políticas de corte neoliberal/monetarista pusieron en jaque la cuestión espacial resumiéndola a tan solo un factor de producción bajo la egida de un mundo en planicie sin rugosidades previamente existentes.
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La Globalización- lo premonitorio del flujo sobre el stock-hizo el resto donde la libre movilidad de los factores garantizaba resultados financieros exultantes para el Establishment Mundial.
La sucesión de crisis financieras desde la década de los 80, el eje en la crisis del año 2008 y el ascenso de Trump pusieron en cuestión dichos preceptos bajo un escenario de cuestionamiento social y político en particular en el Sub Continente Latinoamericano desde el Caracazo de 1998 o el Argentinazo de 2001 que convergió en la emergencia del liderazgo del Kirchnerismo.
En efecto la irrupción de la política por sobre el economicismo trajo aparejado la emergencia de lo " territorial " como nuevo factor de relanzamiento de desarrollo bajo políticas públicas atenientes a su caso, que permitieron el despliegue de la última década en Latinoamérica.
La caída del paradigma globalista producto de la vigente crisis financiera y de pandemia genera posiblemente el punto final a una etapa globalista del sistema capitalista dando lugar al imperio de los mercados internos como eje de recomposición donde la geoecomia- entendida como la disposición de los recursos a nivel territorial o su localización- en combinación con un sistema económico que propende al crecimiento y al desarrollo de un país.
Generándose un excedente económico a ser captado por el sistema estatal para su posterior re inversión en el ciclo pero que debe ser limitado en función de su remisión externa evitando el famoso ciclo de fuga de capitales que bien padece la región.
La disminución del comercio internacional obliga a una mayor especialización y no solo a su ventaja en el tipo de cambio en un país como la Argentina que expresa casi solamente el 0.4% del comercio mundial.
La introspección económica al interior del territorio capaz de saciar la demanda de mano de obra y de la elevación en los niveles de producción y consumo es uno de los vectores necesarios en esta nueva etapa donde el fortalecimiento del propio mercado interno facilita estar al corriente de los efectos nocivos de esta y futuras crisis capitalistas hasta cuanto no sea resuelta la cuestión medular política de los EEUU.
Seria meritorio incorporar la dimensión espacial en la directiva de las políticas públicas para la localizada colocación de los recursos estatales y a su vez como una herramienta estratégica en la ubicación de potenciales contribuyentes fiscales cuyo aporte será decisivo para las arcas públicas ausentes en el acceso internacional de crédito externo.
Los instrumentos y las nuevas tecnologías geoespaciales están al servicio de una nueva etapa del desarrollo del sistema capitalista vigente quedan en la dirigencia direccionar los esfuerzos políticos y sociales en pos del despegue del desarrollo interno.
Ezequiel Beer
Geografo UBA
Analista Politico
Profesor Nivel Medio
http://dlvr.it/RbSP8f
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