Nuevamente nos encontramos en un mes muy especial enfocando la atención en la niñez deseando para los niños y niñas de nuestra Argentina lo mejor, siendo ellos el presente y futuro de nuestra Patria.
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La reflexión muy necesaria para esta fecha debería ser, que los adultos seamos capaces de centrarnos en la atención a las necesidades de nuestra niñez en todas sus dimensiones, física, psicológica y espiritualmente.
Atravesamos una situación muy difícil, donde millones de nuestros niños, niñas y adolescentes han tenido que acompañar esta cuarentena, desde el confinamiento, atendiendo a las tareas escolares, pasando un tiempo diferente, complejo y difícil de comprender.
Por ello es importante atender y centralizar todos nuestros esfuerzos como sociedad a suplir sus necesidades y reivindicar sus derechos.
El mayor énfasis que debe llevar todos nuestros esfuerzos es revertir el alto índice de pobreza infantil, según la nueva estimación en el país, y el impacto del COVID-19, en familias con niñas, niños y adolescentes, la cantidad de chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones (Unicef), lo que incrementaría en cinco puntos un índice que que ya era sumamente alto, alcanzando la cifra de 62.9 %.
La tarea que nos espera como sociedad es extremadamente delicada, amplia y sostenida en el tiempo. La pobreza infantil implica indicadores que van más allá de la alimentación o nutrición, sino que incluye la falta de acceso a la educación, la salud, la vivienda digna, entre otras cosas.
A esto deberíamos sumarle las situaciones que conlleva la vulnerabilidad social, maltrato intrafamiliar, distintos tipos de abuso, y todo tipo de necesidades que sufren nuestros niños, niñas y adolescentes.
Desde la mirada espiritual existe un mandato divino sobre el especial cuidado hacia la niñez, Jesús mismo dijo: “el que recibe a un niño… a mi me recibe”, y luego la claridad del mensaje al bendecir a los niños, atraerlos a su amor y la indicación expresa a la Iglesia que no olvide de atender a los huérfanos, como responsabilidad suprema al profesar la fe.
Por todo lo expuesto, desde ACIERA, la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, junto a las organizaciones afiliadas, redoblamos el compromiso para realizar todos los aportes que estén a nuestro alcance para restituir a la infancia de nuestro país sus derechos vulnerados, la igualdad sin discriminación, protección desde la concepción en el vientre de la madre, alimentación, salud, vivienda, juego, educación, atención a niños y niñas especiales, no al trabajo infantil, y sobre todo el derecho a vivir en un entorno seguro, justo y una vida en familia fortaleciendo en ellos una identidad de acuerdo al propósito con el cual fueron creados. Dijo Jesús: "Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aún por el más pequeño, lo hicieron por mí." (La Biblia- Ev. Mateo 25:40).
COMITE EJECUTIVO DE ACIERA
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domingo, 16 de agosto de 2020
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