El 16 de agosto se festeja el Día del Niño, recientemente renombrado como “Día de las Infancias” para representar a la diversidad de las vivencias de la niñez.
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En este sentido, María Fernanda Díaz, líder del departamento pedagógico de Colegium, explica por qué es tan importante el juego para la infancia y cuál es su rol en el desarrollo de los niños y niñas.
El festejo tradicional por el ‘Día del niño’, ahora ‘Día de las Infancias’, se celebra en Argentina desde 1960 para promover el bienestar de niñas y niños con actividades sociales y culturales. En esta celebración, de gran valor en el ámbito social y comunitario a lo largo y ancho del país, el juego y la recreación se presentan como espacios de reflexión y ejercicio de sus derechos.
El juego como un derecho
El derecho al juego está contemplado por la Convención sobre los Derechos del Niño, que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, reconociéndose como parte fundamental del desarrollo integral de los niños y niñas y promoviendo el acceso y la participación de éstos en actividades recreativas propias de su edad, en la vida cultural y en las artes. Por su parte, Argentina también adhiere a este derecho a través de la Ley Nº 23.849.
Asimismo, este año, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio, se lanzó JUGar, el Programa Nacional de Derecho al Juego, como parte de las estrategias que garantizan el acceso a actividades recreativas desde las políticas públicas, ayudando a transitar situaciones de crisis en medio de la cuarentena.
Una actividad comunitaria
Pero, ¿por qué es importante el juego para la infancia? “El juego es un factor fundamental e inherente para el desarrollo y aprendizaje de la infancia, sobre todo el de la educación preescolar, ya que a través del mismo los niños y las niñas incorporan habilidades y conocimientos, valores como jugar honestamente, respetar al resto de los participantes, seguir las normas, desarrollar estrategias y saber ganar o perder de forma positiva. Por otro lado, también contribuye al desarrollo de ciertas habilidades sociales, como la cooperación, la solidaridad y la resolución de conflictos”, plantea María Fernanda Díaz, líder del área pedagógica de Colegium, remarcando la importancia social del juego y el sentido de comunidad que se genera al jugar.
Según la profesional, el juego también sirve para fomentar el entusiasmo y la curiosidad por el mundo que los rodea, generando aprendizajes significativos en los niños y las niñas. Al respecto, Díaz plantea que “la instancia lúdica permite que los chicos desarrollen seguridad en sí mismos, fortaleciendo su autoestima y adquiriendo conocimientos específicos útiles para sus vidas. En el juego los niños se muestran tal y como son, lo cual también permite desarrollar sus virtudes, habilidades y gustos. Además, desarrollan la tolerancia y empatía al relacionarse estrechamente con otros, ya sea personas de la mismas u otras edades y características”.
El juego y la cuarentena
Por otro lado, la “nueva” normalidad que trajo consigo la pandemia, significó una reconfiguración de las actividades escolares, laborales y también de los vínculos afectivos, ya que muchas familias se ven obligadas a habitar un mismo espacio, en muchos casos reducido, durante varias horas del día. En este contexto el juego adquiere otra función, la de fortalecer los vínculos familiares.
“En el contexto de aislamiento a causa de las cuarentenas, el juego puede ser utilizado como una herramienta para fortalecer los vínculos familiares, pues a través de actividades lúdicas, los niños manifiestan emociones y sentimientos y generando una comunicación dinámica y atractiva para todos los participantes. De manera que el juego además puede ayudarnos a conocernos mejor, divertirnos, disfrutar de un ambiente distendido y mejorar nuestro estado de ánimo”, concluye María Fernanda Díaz, líder del área pedagógica de Colegium.
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