Pasaron veinticinco años Espósito; ¡olvídese! (Le decía Ricardo Morales a Benjamín Espósito en la escena final de la película el secreto de sus ojos).
Esa frase me quedó grabada para siempre.
El hombre nunca olvidó a ese amor, por más que ya no estaba.
Y ese mismo amor que le traía dolor por la pérdida, por más que él lo negaba, por más que decía que ya no recordaba: ¡Mentía, totalmente Espósito, mentía!
Mentía para no despertar sospechas.
Pero no se puede mentir el amor.
El amor no se rinde.
El amor es una conjunción de dos palabras dignas de análisis: la palabra mor significa muerte, por lo tanto el amor significaría a muerte, me lo decía Bris¡ky.
¡Siempre lo decía!
Pero a pesar de ese significado, está el otro en el que el amor es eternidad.
Me hizo recordar entonces, que yo a ese amor ya lo tenía, y que por más que también habían pasado veinticinco años, nunca lo olvidaría, porque está más latente que nunca, ya que hoy pasaron 30 años, y seguimos juntos.
Y el roce de sus manos me estremece, como el primer beso que le di cuando nos conocimos.
¡Y por más que ya han pasado más de veinticinco años Espósito; no voy a olvidarla! (le contesté)
De Adrián Darío Arévalo. (poeta y escritor de Argentina)
http://dlvr.it/SnLx7H
lunes, 1 de mayo de 2023
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