Aquellas herramientas rendidoras para mantener cohesión en el grupo, de pronto desaparecieron. Las empresas se econtraron con rutinas modificadas. Lo que consideraban normalidad para tener a bien a su gente se trastocó. Cuando hace un año todo comenzaba, imaginábamos que duraba un tiempo y volveríamos a encontrarnos en el almuerzo corporativo, compartiendo sabores y anécdotas en el meridiano de la jornada.
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Pero eso no fue así. La estrategia de las áreas de recursos humanos quedó aletargada esperando que todo pasara “en dos semanas”, pero los meses cayeron encima y el personal se adaptó a la rutina laboral a distancia. Muchos no desean volver a su pasado de escritorio en la oficina, o, al menos, intentan desarrollar un balance que los deje más libres: parte en casa, parte en su escritorio.
La reconversión para lograr fidelización en casa nunca exigió tanto como en este tiempo. No había estrategias aceitadas, ideas prepautadas, proyectos en ejecución. Hubo que patear el tablero y empezar de cero. ¿Cómo hacer de los teletrabajadores profesionales parte del staff? Este es uno de los dilemas que continúa siendo preocupante. La dispersión geográfica, la diversidad de intereses, las angustias personales, las costumbres familiares que impactan en el día a día laboral.
Para algunas empresas la dotación del almuerzo es una herramienta de programas de fidelización. Las prestaciones in house pudieron continuar en muy contados casos. Pero aún así, la operatoria debió reenfocarse bajo el prisma de protocolo Covid. En este cuadro se encuentra una herramienta que, utilizada o no en el pasado, puede convertirse en un elemento diferenciador para optimizar la calidad laboral.
Las políticas de fidelización y acompañamiento del personal continúan. Los equipos de trabajo no se han dispersado, de hecho, deben ajustarse aún más en virtud de la distancia. La provisión de los alimentos permite ahondar en el víncuo profesional, despejar las interrupciones para prepararse algo, reducir las distracciones, asegurarse una ingesta blanceada, puede incluir al grupo familiar que está en casa, reduce las preocupaciones, brinda organización interna en los momentos de demanda laboral, simplifica la gestión del almuerzo, se puede programar para armar un menú una vez a la semana y que se distribuya en esas condiciones, con la habilidad de almacenar en casa de manera segura gracias a la preparación y envasado de alta gastronmía.
Aún en pandemia, y tal vez más aún hoy que nunca, las pymes se han comprometido en acompañar a su gente en el trayecto que ha complejizado el día a día laboral con las transformaciones exigidas. Que llegue a casa, mientras se trabaja, una provisión alimentaria, es tal vez el acercamiento más basal al corazón mismo de las personas. Aquello de somos lo que comemos, también se puede convertir en que trabajamos como nos alimentamos. En este juego, las compañías asumen un rol esencial para cuidar a su gente. Una tendencia que existía y que la pandemia recrudeció.
Por Nicolás Peria, socio director de Gama Gourmet.
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miércoles, 28 de abril de 2021
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