Días atrás el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que enviará a la Legislatura de la Ciudad un proyecto de Ley para que alrededor de ochenta trámites no tributarios tengan carácter gratuito, y veinte y ocho se eliminen.
Esta medida, anunciada como “revolucionaria” en el sentido de mejorarle la vida a la gente, implicaría que la Ciudad dejaría de cobrar tributos por $ 800 millones de pesos para el segundo semestre del año; en definitiva, el estado de la Ciudad resigna el 0,1% de lo presupuestado para el 2023, y si dichos recursos se anualizan estaríamos hablando del 0,2% del total de recursos.
En síntesis, lo que se definió como una “decisión estratégica para dejar de cobrar impuestos” pasó a ser un movimiento con efectos casi inadvertidos para los y las contribuyentes de la Ciudad.
De hecho, podemos nombrar dos propuestas que podrían incluirse en esta idea:
- La Rúbrica Manual de Documentación laboral que podría eliminarse y hacer como otras jurisdicciones que unificaron este instrumento con el libro Sueldo Digital que exige la A.F.I.P.
- Eximir del pago de ingresos brutos a Fideicomisos creados por ley nacional y que respaldan políticas públicas de promoción de la actividad productiva y garantías para solicitar préstamos desde las empresas. El total de recursos que dejaría de cobrar la Ciudad con esta iniciativa serían del orden de los $ 4.000 millones de pesos.
Podríamos seguir analizando que norma tiene sentido, cual se debe cobrar y cual no; lo cierto es que lo novedoso es que el PRO, primero con Macri y después con Larreta, gobierna la Ciudad desde el 2007; en estos 15 años han aumentado impuestos tales como A.B.L. y patentes; tasas, contribuciones, tarifas de subte, peajes, estacionamiento, y todo lo que pudiese ser objeto pasible de estar bajo la órbita de la Administración de ingresos del distrito.
La medida, una excusa para una conferencia de prensa matutina del jefe de gobierno en campaña, casi no tiene impacto ni para los bolsillos de la gente ni para las personas jurídicas. Va en un sentido correcto, pero es totalmente insuficiente, a destiempo, y se mezcla con tufillo electoral; parece más un anuncio de campaña que una medida de gobierno.
Mientras tanto hay escuelas en estado de abandono, con roedores (Caballito), alacranes (Villa Soldati y Palermo); nuevamente se incendia Iron Mountain en un hecho totalmente plagado de sospechas cuando la causa por el incendio de hace 9 años en el mismo lugar está impune; se cambió un Ministro de Seguridad por estar reunido de manera secreta con jueces y fiscales y no hay ni una gran obra pública en marcha que resuelva la problemática habitacional, ya sea producto de la falta de viviendas o que la población que alquila, casi un 40% de la ciudadanía porteña no puede acceder por su gran onerosidad o falta de garantías.
Pareciera que las problemáticas de la población no encuentran eco en la usina de ideas (¿?) de quienes gestionan la Ciudad. Para ellos y ellas, la discusión pasa por si hay un candidato, dos, tres o candidatas de su partido que compita con candidatos de otros partidos de la alianza que conforman.
Como lo venimos diciendo desde principio de año, en el balance nos queda que estos trámites y tributos que hacíamos referencia, los cobraron 15 años, y te los regalan el último. Saldo a favor para Larreta y Macri, saldo negativo para las porteñas y los porteños.
Por Raúl Sánchez, docente de economía de la U.B.A. y la U.N. de La Matanza
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