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viernes, 23 de febrero de 2024

Síndrome Urémico Hemolítico, un problema de salud pública en Argentina

El 90% de los casos de Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) se produce por la bacteria Escherichia coli y afecta, en su mayoría, a niños entre 1 y 5 años. Qué cuidados deben implementarse para su prevención.



Frente a los casos que se han detectado en la provincia de Córdoba, el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) volvió a despertar las alarmas. El SUH se produce por la infección de la bacteria Escherichia coli, variedad enterohemorrágica productora de toxina Shiga (Shiga toxin-producing Escherichia coli; STEC, por sus siglas en inglés).



La bacteria afecta, en su mayoría, a niños entre 1 y 5 años, causando una diarrea sanguinolenta que, usualmente, se cura sola pero que puede complicarse y desarrollar en ellos insuficiencia renal aguda (SUH) y trastornos de coagulación en adultos (Púrpura Trombocitopénica Trombótica -o PTT-).



“Según la Sociedad Argentina de Pediatría, la tasa de incidencia es variable, pero, la incidencia anual en nuestro país es de entre 10 y 12 casos cada 100.000 niños menores de 5 años de edad. Es la tasa mundial más alta reportada”, advierte la Dra. Cecilia Avancini (MN 102751), médica pediatra de vittal. Y añade: “Alrededor del 10% de los niños que se infectan con esta bacteria y tienen diarrea, desarrollan el SUH”.



La especialista indica que los casos se producen principalmente en los meses de verano y que la bacteria se encuentra altamente diseminada en el territorio argentino, siendo capaz de sobrevivir y persistir a través del tiempo en diferentes alimentos y diseminarse a distintos reservorios, lo que aumenta la probabilidad de transmisión a la población humana. “El principal reservorio de la bacteria es el ganado vacuno. La transmisión ocurre a través de la vía fecal-oral, frecuentemente a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados o contacto directo con personas o animales infectados u objetos contaminados”, señala la Dra. Avancini.



Los síntomas comienzan cuando la bacteria llega al intestino. Produce diarrea intensa (en general suele verse sangre en la materia fecal), puede ocasionar vómitos, dolor abdominal, fiebre, falta de apetito y decaimiento general. A los pocos días de la diarrea, debido a alteraciones en las células de la sangre puede presentar trombocitopenia (reducción de plaquetas, necesarias para formar los coágulos) que lleva a la aparición de manchas rojas como puntos (petequias) o hematomas (por disminución de las plaquetas). También puede observarse una palidez marcada por la anemia intensa.



“En general los niños se sienten muy decaídos y molestos. Por el compromiso del sistema nervioso central pueden aparecer convulsiones y tendencia al sueño, que puede evolucionar al coma”, alerta la Dra. Avancini. Luego, apunta que en los casos graves, se comprometen severamente los riñones, disminuyendo o anulando la formación de orina (insuficiencia renal), por lo que algunos requieren tratamiento de diálisis. De todas maneras, la médica pediatra de vittal aclara que la mortalidad de la enfermedad es baja (alrededor del 3 %).



Tras el período agudo de la enfermedad, afirma, “el 70% de los pacientes se recupera completamente, aunque aproximadamente el 4% queda con alguna secuela neurológica y el 30% con algún grado de compromiso del riñón”.



Cómo prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico
La Dra. Avancini enfatiza que esta enfermedad tan grave puede ser prevenida con las siguientes medidas:


- Asegurar la correcta cocción de la carne. La bacteria se destruye a los 70°C y esto se logra cuando la carne tiene una cocción homogénea.


– Tener especial cuidado con la cocción de la carne picada, ya que generalmente se cocina bien la parte superficial, permaneciendo la bacteria en el interior. El jugo de la carne picada bien cocida debe ser completamente translúcido.


- Evitar la contaminación cruzada. Para ello, se deben utilizar distintos utensilios de cocina para cortar la carne cruda que aquellos que se utilizan para trozarla antes de ser ingerida. También evitar el contacto de las carnes crudas con otros alimentos.


– Controlar el uso de leche y derivados lácteos correctamente pasteurizados y conservar la cadena de frío.


– No consumir jugos de fruta no pasteurizados.


– Lavar cuidadosamente verduras y frutas. De no ser posible, sumergir estos alimentos en agua con 2 gotitas de lavandina por litro de agua y esperar 30 minutos antes de consumirlos.



– Lavarse las manos con agua y jabón antes de preparar los alimentos y luego de ir al baño.


– Higienizarse adecuadamente con agua y jabón luego de tener contacto con animales domésticos y principalmente con los de granja.


– Consumir agua potable y ante la duda, hervirla.


– No bañarse en aguas prohibidas.



En conclusión, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son fundamentales para mejorar el pronóstico y prevenir las complicaciones graves que provoca el SUH. Promover medidas preventivas es crucial para reducir la incidencia de esta enfermedad.


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