Se desprendió pálida y como en un desmayo fue a tumbarse en la hierba del prado.
El viento travieso casi la obligó a hacer una ronda con sus compañeras.
Unos junquillos las abrazaron como queriendo aprisionarla para sí.
Entonces pensó que el mundo al que había ingresado era también entretenido.
Luego la invadió la nostalgia; recordando su mundo de luz y de altura.
Que lejano le pareció la inmensidad del cielo, el vuelo de los pájaros, ¡las caricias del viento!
Sintió que su cuerpito se había secado mucho y su vida parecía apagarse.
De pronto una nueva brisa la impulsó hasta un trozo de tierra, ésta generosa y húmeda la recibió en sus brazos.
Allí confundida y muy silenciosa percibió que su vida no había terminado aún y muy pronto quizás sería parte mil veces pequeña de una diáfana flor...
Entonces hasta creí ver en ella una sonrisa.
Por: Irma Silveira. Poeta de Florida (Uruguay) que, gracias a su romanticismo, nos narra la belleza de la naturaleza y el ideario romántico de la misma. Gracias a los autores románticos, es posible embellecer las curiosidades y costumbres de la vida diaria, con sus personajes, y tomarlo con gracia.
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martes, 27 de diciembre de 2022
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