El alentador dato de crecimiento ininterrumpido de la actividad económica durante estos últimos 31 meses -según estadísticas oficiales - permite considerar el inicio de un ciclo positivo luego de la caída previa que abarco la finalización del segundo gobierno de Cristina Fernandez, la totalidad del gobierno de Mauricio Macri y los dos primeros años de gestión de Alberto Fernandez.
El aparato - inclusive después de la Pandemia - se puso en marcha al unísono de ofertar bienes y productos que han tenido un reposicionamiento mundial de precios dado los acontecimientos por todos conocidos.
No obstante, la debilidad de variados indicadores macroeconómicos y una estructura concentrada operan como un obstáculo a la hora de poder establecer políticas económicas que alienten a un progresivo aumento del poder adquisitivo y del empleo formal.
Seria desde ya una obviedad señalar el condicionamiento externo dado por los compromisos asumidos por el país antes los organismos internacionales de crédito.
El contexto señalado si bien limita en parte el futuro accionar de un gobierno en la Argentina advierte que de aumentar progresivamente la inversión publica y privada no solo para abastecer la demanda externa sino el fortalecimiento interno en casi todas sus variables a partir de un ambicioso Plan de Desarrollo con fuerte raigambre federal que permita a su vez dar una intensa fluidez al mercado interno con modernos medios de transporte transversales podría solidificar el ciclo alcista anteriormente mencionado dando lugar a un relevante proceso de asimilación laboral que implicaría un aumento tanto de los ingresos como de las remuneraciones.
El incremento del Producto Bruto Geográfico consecuente y de los ingresos fiscales permitirán dar una posible respuesta a lo adeudado externamente y asimismo incrementar las reservas en divisas del BCRA que tendría un efecto positivo en cuanto a la resolución del problema inflacionario en particular a la capacidad de respaldo monetario.
La estrategia externa argentina en el presente marco geopolítico mundial es establecer relaciones equitativas con los distintos bloques de países con un eje central sobre el Mercosur y nuestra relación clave con Brasil.
Un adecuado manejo ecológico de los recursos naturales y el imperativo de su industrialización in situ darán los recursos necesarios para avanzar en las todavía demandas sociales y económicas existentes.
Sin dudas la revisión y re adecuación de la totalidad de nuestro sistema educativo dotando de recursos humanos calificados y bien remunerados es una de las premisas de éxito de este proceso que dará los insumos necesarios para la industrialización, la propagación de nuevos operadores tecnológicos y programáticos sin dejar de considerar egresados en ciencias humanas y sociales.
La Argentina demostró que ha podido sortear sus severas crisis y supo avanzar hacia mejores estadios de progreso conjunto siendo en esta ocasión la necesidad también de oxigenar su clase dirigente.
El 50 % de los argentinos y argentinos tiene menos de 30 años lo que hace emerger la posibilidad de conducir dos nuevas generaciones frescas y que por las sabias condiciones geoeconómicas locales pueden llegar a ser beneficiados por un ciclo provechoso para ellos.
Solo resta designar a nuestros futuros conductores.
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político
http://dlvr.it/SkkZ91
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