Mi hijo fue concebido con mucho amor,
nueve lunas esperé su llegada
y mis sueños como manantiales
su sed y hambre mitigaron.
Pan con mucho sudor le di,
desveladas madrugadas velaron sus sueños,
pues los míos estaban puestos
en su suerte.
Vi transformarse y crecer su cuerpo,
las diminutas manitos, que ayer me acariciaban,
hoy envuelven las mías demostrando
cuánta hombría crece junto a él.
Porqué quieres cegarme la alegría
y matarme el alma
cuando tus bombas, sin nombre, cubren mi cielo?
Deja tu avaricia de poder,
no te das cuenta que sólo vas sembrando odio y rabia en los corazones de las madres, que cómo yo,
hoy le dejas metrallas
y te llevas sus hijos.
Dra.hc Rosa María Vinardell Saavedra.
(Cuba)
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domingo, 23 de junio de 2024
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