El Dr. Miguel Carlos Sangiovanni, Máster en Hipertensión Arterial y Mecánica Vascular de DIM CENTROS DE SALUD nos invita a cambiar los hábitos, y reconocer que el camino de la cesación tabáquica es de por vida. La vida moderna nos llena de preocupaciones y solemos olvidar que el único vehículo con que contamos para transitar el camino de nuestras vidas es nuestro cuerpo, al que poco y nada le damos de nuestros días para cuidarlo y conservarlo.
El 31 de mayo es el Día Mundial Sin Tabaco, una fecha promulgada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1987 para llamar la atención de la sociedad sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y de la exposición pasiva al humo de esta sustancia. Más de 8 millones de personas mueren por año por causas vinculadas y los fumadores tienen una esperanza de vida de 10 años menos que la de los no fumadores.
El Tabaquismo es una enfermedad epidémica de características adictivas que se relaciona con innumerables trastornos en la Salud Pública con un rol protagónico en la Enfermedad Cardiovascular, especialmente a partir de los conocimientos sobre su relación directa con el proceso ateroesclerótico y como desencadenante de eventos agudos cardiovasculares con una altísima prevalencia en la República Argentina, estimada en un 35%. Se destaca, además, porque es un factor de riesgo para cáncer, enfermedad coronaria y cerebrovascular, complicaciones del embarazo, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Se trata de uno de los más importantes factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad coronaria, que hace que Estados y responsables de la salud, se ocupen en fomentar estrategias de motivación y tratamiento hacia los pacientes para su abandono precoz.
Los resultados obtenidos en diferentes estudios científicos demostraron asociación entre tabaquismo y disfunción endotelial y los cambios en la estructura vascular en quienes consumen tabaco. El riesgo de padecer eventos cardiovasculares aumenta entre 3 a 7 veces respecto a la población que no fuma.
El consumo de tabaco se extiende al mundo entero, afectando tanto a países de bajos ingresos como a los más ricos e industrializados. 1.300.000.000 de tabaquistas activos someten a muchos más pasivos al consumo no voluntario. Así, se estima que el tabaquismo pasivo causa el 10% de muerte y enfermedades relacionadas a este vicio.
Lo que sostiene la adicción es la Nicotina, que es el principal alcaloide del tabaco. Se sintetiza en la raíz y se concentra en las hojas de la planta. La cantidad de nicotina cambia según la variedad y tipo de tabaco y la cantidad de alcaloide cambia según la manera que se trata el tabaco después de la cosecha.
Pero la dependencia a este vicio es triple, constituido por:
? Dependencia Social: en relación al inicio del consumo. Factores relacionados con el grupo de pertenencia, el proceso madurativo en la adolescencia, que condicionan el inicio y por algún tiempo su continuidad.
? Dependencia Psicológica: se trata sobre la relación de “amistad” con el cigarrillo, el lugar que ocupa en la actividad cotidiana y la necesidad de tener al alcance el paquete teniendo esa sensación de imposibilidad de realizar las actividades sin su presencia cercana. Esta dependencia en lo conductual y lo gestual es la que se lleva la mayor parte de la dependencia.
? Dependencia Química o Física: definida por la Nicotina, sobre la cual actúan algunos fármacos como el Bupropión, los sustitutos de nicotina y más actualmente el Varenicline, cuya finalidad es bloquear la abstinencia que genera el momento del abandono.
El camino de la cesación tabáquica es de por vida y el reto es importante y si no se lo encara en forma integrada tratando estos tres aspectos conjuntamente, la recaída está a la vuelta de la esquina.
Cambiar hábitos no es fácil. Vivimos acelerados, con preocupaciones personales, familiares y sociales que por momentos nos agobian y hacen perder la brújula de nuestra vida. Solamente con educación, aprendiendo, interiorizándonos sobre estos temas podemos lograr mantener en el tiempo los cambios y crear naturalmente el hábito de comer sano, saber cuándo y cómo darnos un gusto, gozar de la sensación de plenitud física y mantenernos libres de la adicción tabáquica.
Recobrar la “armonía” con el medio, con nuestras obligaciones diarias, nuestras familias, en el trabajo y relaciones de todo tipo y por encima de todo con “nosotros mismos” nos ayudará a tener una sana relación con nuestro cuerpo logrando mejorar y recobrar nuestra salud física, psíquica y espiritual.
Ocuparse con responsabilidad del propio bienestar es la base para obtener logros en nuestras aspiraciones personales, laborales y afectivas.
Con el asesoramiento del Dr. Miguel Carlos Sangiovanni
Máster en Hipertensión Arterial y
Mecánica Vascular de DIM Centros de Salud
M.N. 78.412 // M.P. 222789
http://dlvr.it/Spyh7B
jueves, 1 de junio de 2023
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