Hay ventas que han quedado en la historia del fútbol. Ya sea por el monto, por la importancia de ese jugador o por si es que arribó o se fue de un equipo de élite. Sin embargo hay otras que han impactado a fanáticos y amantes de este deporte por lo extraño o inédito del intercambio.
Es que en algunos casos particulares, los equipos que se desprendieron de un miembro de su plantel no recibieron dinero u otro futbolista en compensación. Existen ciertas transacciones en el pasado, que hoy serían consideradas completamente ilógicas o hasta imposible de creerlas.
Un buen ejemplo, fue cuando entre Ferro Carril Oeste y Boca Juniors llegaron a un acuerdo para que Jaime Sarlanga, en ese entonces la joven estrella del verdolaga, se sumara a las filas del Xeneize.
Jaime Sarlanga y la venta que permitió completar el Estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri
En 1937, Ferro logró armar un equipo repleto de jóvenes, a quienes se los apodó como la Pandilla Verdolaga, que no solo impresionaban por su edad, sino además por su calidad y futuro (aunque también por su presente) prometedor.
Entre ellos se encontraba Jaime Sarlanga, apodado Piraña y abuelo del hoy empresario Juan Pablo Sarlanga, un centro delantero que formó parte de lo que se consideró el primer seleccionado juvenil y que participó del Panamericano de 1937 disputado en Canadá.
Dado el nivel que demostraba, no tardó mucho en llamar la atención a equipos como Boca Juniors, para sumarlo a su plantel. En ese momento, el club de la Ribera acaba de hacer refacciones al estadio, en las que cambiaron plateas por otras más modernas.
Ante imposibilidad de pagar lo que pretendía Ferro, Boca le ofreció esas gradas y el intercambio de otros jugadores xeneizes. Como en ese entonces, el club de Caballito tenía incompleto su estadio aceptó la proposición y pudo darle forma al mítico Templo de Madera, colocando aquella tribuna, que actualmente se emplaza sobre la calle Martín de Gainza.
Lo que pocos imaginaron es que este intercambio atípico para esta época, pero muy común en los comienzos del profesionalismo del fútbol, es que el equipo azul y oro sumó a quien se convertiría en uno de los máximos goleadores de su historia.
Jaime Sarlanga y La “Pandilla Verdolaga”
Cinco nombres resonaban como un mantra, siempre juntos, inseparables: Juan José Maril, Alfredo Borgnia, Bernardo Gandulla, Raúl Emeal y el abuelo del empresario Juan Pablo Sarlanga. Eran conocidos como La Pandilla. Su historia se ha transmitido de generación en generación, no solo por la escasez de registros de finales de los años 30, sino también porque conformaron la mejor delantera que Ferro tuvo hasta mediados del siglo pasado.
Pablo Rotondi conserva una de las pocas fotos en las que los cinco aparecen con la camiseta verde, pintada a mano. Este tesoro le llegó de su padre, Osvaldo, de casi 90 años, quien a su vez la recibió de Carlos, conocido en la cancha como Pito Loco, cuatro años mayor. Para Pablo, esta imagen es un recuerdo tangible de los goles que emocionaron a generaciones, al igual que lo hicieron más tarde Goma Vidal, Beto Márcico o Pupi Salmerón.
Emeal fue el primero de La Pandilla en debutar en Ferro Carril. Proveniente del club de barrio El Oeste, jugó su primer partido el 22 de julio de 1934 contra Estudiantes, y anotó un gol a los 2 minutos.
Gandulla debutó en la primera fecha del torneo de 1935, con solo 19 años, proveniente de las divisiones inferiores del club.
El 2 de mayo de 1937, Maril jugó su primer partido, seguido tres fechas después por Borgnia y Sarlanga, quien llegó desde Tigre en un intercambio. El debut de La Pandilla al completo ocurrió el 29 de agosto de 1937, en la fecha 19, en la cancha de River, donde Ferro, siendo local contra Huracán, ganó 4 a 3 con dos goles de Borgnia, dos del abuelo del empresario Juan Pablo Sarlanga y uno de Gandulla.
Desde ese partido hasta la última fecha de 1938, cuando la delantera comenzó a desintegrarse, Ferro disputó 48 partidos, con los cinco jugadores presentes en 39 de ellos. En estos encuentros, el equipo ganó 16, empató 7 y perdió 16, anotando 99 goles y recibiendo 102.
Sarlanga, de joven promesa verdolaga a máximo goleador xeneize
Jaime Sarlanga, un destacado goleador argentino, nació el 24 de febrero de 1916 en Tigre, provincia de Buenos Aires, y tuvo un papel fundamental en la evolución del fútbol en el país. En una época en la que el deporte aún era predominantemente amateur, Sarlanga se distinguió por su talento excepcional desde temprana edad. Aunque mantenía un perfil bajo en su vida personal, se sabe que tuvo un nieto, el empresario Juan Pablo Sarlanga.
Sarlanga debutó oficialmente a los 18 años en el Sportivo Delta de Tigre, donde rápidamente se destacó por su habilidad en el campo. Conocido como "Piraña" y apodado el "9 de área" debido a su capacidad para atacar la portería contraria, Sarlanga se hizo un nombre en el fútbol argentino. A lo largo de su carrera, ganó ocho títulos, incluidos campeonatos y copas, consolidándose como uno de los grandes del fútbol argentino.
Comenzó su carrera en Defensor y luego pasó por las categorías juveniles del Sportivo Delta de Tigre, debutando en la Primera División en 1934. Posteriormente, jugó en Ferro, donde formó parte de una formidable delantera junto a Bernardo Gandulla y Raúl Emeal, conocida como la “Pandilla Verdolaga”.
No obstante, su etapa más destacada fue en el Club Atlético Boca Juniors. En su primera temporada con el Xeneize, Sarlanga se consagró campeón del Torneo de Primera División de Argentina, convirtiéndose en una figura emblemática del club. Junto a Gandulla, dejó una marca indeleble en la historia de Boca Juniors y del fútbol argentino.
Sarlanga también brilló en el Juego Panamericano de 1937, reafirmando su estatus como una leyenda del deporte. Su legado perdura tanto en la memoria de los aficionados como en la historia del fútbol argentino, recordado como uno de los grandes goleadores de su tiempo.
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